Los números engañan. Rocco 1-Meirama 1

La ecuación que prediga el posible resultado del equipo es un misterio que se escapa a los más eruditos, pero va adquiriendo cierta forma, las variables son: si jugamos contra un equipo peor que nosotros, solemos perder, si es mejor solemos ganar, en la Laboral solemos ganar, si tenemos muchos cambios solemos perder, cuando jugamos con menos jugadores el juego mejora... y no nos olvidemos de las constantes: no nos gustan los árbitros, y a ellos no les gustamos. Este último partido ha sido una cocktelera en la que todas estas variables fruto de la observación de las desventuras Roccenses, se mezclaron en un combinado fuertecito que prometía mucho y que al final perdió gas y solo dejo una resaca de garrafón.
De nuevo multitudes apelotonadas en el campo... había feria... e incontables roccenses, que se acumulaban en la grada mirando impertérritos al único relevo contrario.
Si me olvido de alguien, me disculpe, si soy inexacto en la descripción de los hechos, discúlpenme, y es que con todo lo que pasó, pues, uno tiene sus límites y no está acostumbrado a tanta novedad.
Estaban, más o menos, Alex, Tron, Nano, Bouzas, Popper, Toni, Diego, Alberto, Juffé, Michi, Saúl, Seco, Iván, Ángel, Dubra, Pippers, Juan V., Meni, Dubra, Jorge, Juan B. y el Mister Jordi.
El partido empezó con dos aproximaciones bastante claras del Meirama y un balón rebañado con carácter, de la linea de gol, por Alex.
Los del Meirama tenían a gente corredora delante, pero el medio campo y aun más defensa y portería parecían vulnerables, sin embargo, una llegada pastosa de los de granate, nos hizo temer lo peor.
Afortunadamente, frenando el creciente atrevimiento Meiramita, Popper se saca un pase de esos que van con billete de iberia, que cruza el campo para caer a los pies del Killer del area Seco, que con la frialdad más despiadada, recorre los últimos metros hasta quebrar el marco de los de azul y blanco.
El gol significa mucho, y el partido cobra definitivo color granate. Sin embargo, los acontecimientos, la más apabullante brutalidad del juego, se imponen. Diego se lanza con su habitual determinación a por un balón en el área, apunto esta de lograrlo, pero la caída es mala y se resiente en el brazo. Se produce entonces su inesperado relevo.
El mister, acompaña a Diego al hospital, y Pippers asume el poder absoluto, a lo Peterman. Gestiona los cambios lo mejor que puede, y asume decisiones polémicas pero necesarias, por ejemplo se rompe con la máxima roccense de que una vez se entra no se vuelve a salir, lo que le permite mantener en cierta medida una espina dorsal fija, mientras se cambian los puestos de laterales y en el ataque. Pero lo que en principio era un banquillo amplio, comienza a parecer ajustado.
Alex, recibe un codazo en un saque de puerta y se toma la justicia por su mano, una justicia blandita, ya que arroja el esférico a los pies del otro, lo que es cambiado por una tarjeta roja. El equipo se queda con diez, Bouzas, que pese a lo que diga a trabajado bien en la banda es sustituido por Tron, que por un momento visualiza en su cabeza pesadillas que los guantes de portero le han traído, aun así, dejando de lado la gloria del anterior partido jugado, en el que marco dos goles, se lanza a guardar la portería.
El encuentro continua, se repite la maldición roccense de jugar en inferioridad, pero pese al acoso contrario, mantiene el tipo, y conforme pasan los minutos empieza a llevar la iniciativa.
"Nada es fácil en la Rocco", eso diría el lema nobiliario de los de granate, Toni, que daba señales de dolor por un pisotón, pide el cambio.
Aun así, en la segunda, el juego de los nuestros mejora en continuidad con la primera parte. Algunas jugadas por las bandas, llevan la presión a las primeras lineas de la defensa, adelantadas en busca del empate, y eso les devuelve peligrosas ocasiones que los nuestros no acaban de materializar. Parece que todo señala a la consecución de un nuevo gol, pero, recuerden la famosa "ecuación roccense". El arbitro expulsa a "Coditos", el amigo de Alex, por una de las suyas a Tron, se iguala el número de jugadores y empieza nuestra ruina.
Los minutos pasan y van entrando unos y saliendo otros, y entonces llega un gol inexplicable, tras un corner rematado a placer por un delantero contrario. El partido toma mal cariz y las buenas paradas que hace Tron nos recuerdan que hasta el empate pende de un hilo.
Los minutos finales son tensos e inflamados, la defensa sube a rematar, y en un último gesto de calidad y clase, el expresidente, sube desde sus dominios y en una jugada de calidad incuestionable, entrega un pase al que Jorge, que vuelve de una convalecencia, no llega por unos centímetros, y que se pierde, a punto de entrar, acariciando el palo izquierdo del ataque.
El pitido final deja un regusto de derrota en el paladar Roccense, que acarició una merecida/inmerecida victoria, el mister se debió preguntar "¡¡¡que ha pasado con mi 1 a cero!!!. Pero a base de sumar y restar, al final la ecuación dio empate.