22 enero 2007

¡Victoria!¡victoria! Richarbel 1-Rocco 3.

La cita era en el poblado chabolista de Pastoriza donde Ford es patrocinador involuntario con una pared de madera con su logo, robada quien sabe donde, al lado de la caseta de madera que a modo de apostadero sirve para dispensar alguna bebida y posiblemente, con la clave adecuada, todo tipo de drogas duras. El terreno, como siempre con más altos y bajos que una persecución del Equipo A, estaba seco y los postes con sus focos se mecían suave y amenazadoramente como árboles en la brisa. La Rocco se enfrentaba al primero de la clasificación tras el espejismo de una contundente victoria en un partido amistoso anterior.
La cosa empezó con calma, sin prisa, los cuerpos aun resacosos de algunos roccenses se paseaban por el campo algo apáticos, frente a una Richarbel que no parecía el primero de la Liga con menos glamour del mundo. En el campo estaban, Tron, Nano, Rafa, Toni, Carlos, Alberto, Diego, Seco, Ivan, Michi y Jordi, mientras Juan Vidal aguardaba su oportunidad junto a Juan que llego poco antes de terminar la primera parte, no fueron necesarios más.
La defensa Roccense como suele ser habitual se mostraba rocosa e impertinente con las tímidas incursiones de la Richarbel mientras el medio campo y la delantera, sin contundencia pero si con muchas ganas comenzaban a empujar a los defensas contrarios hacia su propio campo, una defensa pastosa y sentenciada –tarde o temprano- a ser desflorada por los arietes rocences.
Es Seco, que lleva todo el partido enumerando las desgracias con que la noche anterior lo ha maltratado el que abre la lata de sardinas de los de amarillo, en un magnifico tiro cruzado, eléctrico y letal, noquea al portero que muerde el polvo inmisericorde. La adrenalina y las endorfinas fluyen por el torrente sanguíneo de Fouler, fuera de si, se despereza de todo la apatía que llevaba encima, y la delantera en general cobra brillo con este empuje. Entonces aparece Diego con un peligrosísimo regateo al borde del área que se ve recompensado con una falta in-extremis, que Seco –como pasado de farlopa- se pide tirar. La mente se impone, la seguridad, el optimismo –casi demencial- del delantero, hacen que el balón, flojito y por el medio golpee extrañamente las manos del guardameta que totalmente dominado por un trance hipnótico, dobla sus manos y deja pasar el balón al fondo de la red. Dos cero.
La defensa sigue insoportable, sin embargo cuenta con un último recurso, Tron lleva unos cuantos partidos especialmente inspirado, y no es precisamente por bajo donde se encuentra su talón de Aquiles. En un ocasional mano a mano, ataja el balón con reflejos felinos, y el marcador sigue a cero.
Alberto y Carlos parecen entenderse perfectamente y los dos tipos más en forma –con el lesionado Sopelana, que dicen que solo está a medio gas- siembran el pánico en el medio campo entre los richarbelianos, a los que al empezar el partido, se les oía decir que siendo como éramos penúltimos, la cosa iba a estar fácil… y es que la gente no aprende que con la Rocco nada es fácil.
La primera parte termino, tranquila y sin demasiados sobresaltos, más bien con cierta calma displicente de los Roccenses que tanto les ayuda a jugar con cabeza. Juan y Juan, hablaron de hipotecas, de pisos de alquiler y de la pocilga que es aquel campo insalubre.
La segunda parte comenzó sin cambios. Y la tónica no pareció cambiar, pero a Seco se le habían acabado las pastillas de Pacman que se había tragado en la primera parte y el ritmo era más calmado. Juan Vidal entra por Diego. Un poco después Toni cae al suelo doliéndose de una sobrecarga en el gemelo, la noche anterior pasa factura, y Juan entra a sustituirlo.
Los minutos pasaban, Iván caracoleaba y apuntaba su gran talento, pero el hecho de llevar meses sin tocar algo “redondo e hinchado” le pasaron factura a la hora de su famoso cambio de ritmo, aun así peleó y se le vio con buen humor, lo que es importante. Rafita, resurgido de sus cenizas, había vuelto para ganar. Es cierto que aun le falta aquel punto de mercancías de la banda que tanto dolor ha causado a los interiores y laterales rivales, pero su locura y optimismo parecían intactos, esperemos en próximos partidos volver a ver sus carreras arroyándolo todo.
Los minutos pasan y el colegiado contemporiza, y es cuando llega el gol contrario en una jugada extraña en la que Carlos resbala en el área para dejar un tiro limpio que Jorge no es capaz de bloquear. Aun así la moneda está echada, los propios Richarbelenses se conforman con gritarse unos a otros “aun podemos empatar”, pero no, no lo van a poder hacer. Carlos se materializa en el área contraria y cabecea un balón hacia el poste izquierdo donde esta a punto de ocurrir un accidente aéreo, un 747 suicida, capitaneado por Michi, se lanza en un picado sin vuelta atrás, sin tren de aterrizaje, sin esperanza de conservar las bonificaciones del seguro, limpiamente su cabeza impacta con el balón lejos de los dedos entumecidos del portero, mientras su pecho se arrastra por el suelo llenando de olor a carne quemada el aire circundante y poniendo broche de oro a su gran lucha durante todo el partido.
Poco queda que decir, el árbitro y los contrarios lo saben, se escucha el pitido final, y Jordi que había presentado la dimisión, luce una sonrisa de satisfacción que lo dice todo, y en los vestuarios, ¡hasta había agua caliente! Todo un lujo, vamos.

15 enero 2007

¿Quépaso?

Pues no he podido ir al último partido, asi que no hay crónica, y en la página de la asociación no hay resultado ¿¡¡¡qué paso por dios!!!??