De nuevo, los ojos de la serpiente. Meirama 0-Rocco 0

La caravana de Roccenses se dirigió hacia el campo del Meirama, disfrutando de bucólicos paisajes, estaciones de servicio con gasolina super 97 y quizás algún poblado de celtíberos sin romanizar.
A la llegada, pese al barro del aparcamiento, el campo parecía estar, en el estado de siempre, ya se sabe, un estrecho pasadizo de tierra dura, rodeado de dos franjas de ciénaga resbaladiza.
Lo mejor del partido, el reencuentro de Pippers con el público, y que por fin Diego, tras años de reflexión sobre el mecanismo, consiguió dar con el secreto del agua caliente por lo que fue venerado durante algunos minutos.
Pues si, allí estábamos, Tron, Nano, Toni, Jordi, Alberto, Carlos, Ángel, Diego, Juan, Juan V, Meni, Michi y Pippers. En el otro lado un Meirama heterogeneo, que combinaba la veteranía, con algún que otro rompepiernas.
Jordí se decidió por una táctica polémica, que quizás no pudo fructificar debido a las limitaciones que impuso el terreno de juego. Se jugó con tres delanteros, y se dejo en manos de los pica-carnes del medio campo el control total de las incursiones contrarias. Este juego propicio que Meirama se replegase encajando sin responder a los golpes. Las llegadas se suceden pero los delanteros no se aplican con la suficiente contundencia, y en último término el portero puede controlar ese último tiro como cuando Juan se revuelve para chutar al portero que se da de bruces con el balón, o mientras Diego intenta hacer de David contra Goliat en encarnizada pugna.
Las bandas están impracticables, y Meirama encuentra un desahogo al sumar esta característica al de por si estrecho campo. Sin embargo, como la espada de Damocles que colgaba de una crin de caballo, la sombra amenazadora del contraataque se estira sinuosa y traidora, apareciendo fugaz pero peligrosamente a lo largo del partido. En esta primera parte, en forma de tiro a bocajarro, en un barullo del area, que Tron ataja felinamente.
Alberto, Carlos y el mismo Ángel, encuentran ocasiones de subir, ante la apabullante superioridad de la Rocco, sin embargo, tampoco los tiros lejanos, reúnen la suficiente fuerza como para generar peligro. Alberto campa a sus anchas, y es a través de sus botas como más balones llegan arriba, todos nos preguntamos qué pasaría si algún día se decidiese a tirar, si antes no se desesperase buscando el pase perfecto.
Los minutos pasan, y el arbitro, enfundado en un plumífero del mismo color que nuestra camiseta nos llena de deseos malignos hacia él, pero la primera parte termina antes de llevarlos a termino.
La segunda sigue en la tónica de la primera, aunque esta vez el larguero de los Roccenses suena con el fúnebre campaneo que dos balones, cual badajo, hacen al golpearlo. Tron mira con desprecio al balón que rebota, impasible, y las amenazas se disuelven efímeras como el juego del Meirama, improductivas como el de la Rocco.
Michi se desespera en busca de la santidad de las llagas de un buen arrastre por el suelo, mientras Ángel intenta lo posible y lo imposible, con algún taconazo abortado por la mala suerte. Las líneas se agolpan en el campo contrario, la Meirama no juega, patalea, y Jordi hace pases como para anular la garantía por exceso de kilómetros. Nano acecha a los corderos que envía la Meirama y los abate inmisericorde. Aun así nada prospera. Pippers entra, al principio descentrado, comienza hacer valer los quilos de menos y la calidad. El Nigeriano, se la juega por la banda, desequilibra y pasa a Pippers que con un elegante gesto pasa el balón a Diego que remata, en una de las ocasiones más flagrantes del partido, pero los palos anteriores, nos pasan factura en la balanza de la suerte, y no se culmina la victoria, el arbitro pita el final, y cierta rabia consume a los Roccenses, otro empate sin goles.



ECOS DE SOCIEDAD: Tras conversaciones culturetas, sobre mujeres, fútbol y drogas, algunas cervezas y agradables vistas curvilineas, tres renombrados jugadores decidieron cerrar la noche. Lo único que se es que Jorge Tron prometió hacer las presentaciones, un enigmático comentario en la crónica anterior de Alberto “El Nigeriano”, posiblemente después de recobrar el sentido en algún callejón portuario, sugiere que las cosas llegaron demasiado lejos, casi se intuye en la frase, el drama de los excesos que hubieron de soportar: “where did you go, Michi???” dice, que traducido libremente viene a querer expresar un “¿A dónde cojones fuiste Michi?”. Si alguien sabe del paradero de nuestro polivalente delantero, deje un mensaje aquí mismo.

De paso lean, también dentro de los comentarios de la anterior crónica, la visión sobre el partido dada por Saúl.

Ya están aquíiiii: ¡¡¡Próximo partido contra los terceros...!!!
ROCCO GREEN St. TROULA 03-mar 16:00 TORRE SINTÉTICO